IA en el sector salud “Cuando los árboles no te dejan ver el bosque”
Autor: Marcos Guerra, Socio Director. 

«La inteligencia artificial es una herramienta poderosa, pero solo será tan buena como la sabiduría de aquellos que la controlan.» —Elon Musk

La sociedad en general está viviendo un periodo de transformación digital en la mayoría de los sectores estratégicos del país.

El driver de la transformación digital ha irrumpido en los últimos 2 años de forma contundente en la mayoría de las organizaciones y empresas, en muchos casos debido a la inyección económica procedente de los Fondos Next Gen de la UE y específicamente en el Perte de Salud de Vanguardia.

Dentro de esta transformación digital, la IA se ha convertido en un elemento clave para dar respuesta a los retos sectoriales.
Cuando ponemos el foco en el sector de la salud, la IA parece haberse convertido en la piedra filosofal del sector. Aunque hace ya algunos años que en el sector sanitario la IA la podemos visualizar en algunos ámbitos de la salud, con la irrupción del CHATGPT estamos viviendo un bombardeo de noticias, artículos, casos de uso, informes, grupos de trabajo ,… y un sinfín de impactos posicionando a la IA como la tecnología que va a permitir dar respuesta a los retos del sector y que nos permitirá transformar nuestro sistema sanitario.

En esta misma red social profesional que se ha convertido en uno de los observatorios de salud en tiempo real, no hay día que no se hable de las ventajas de la IA, de su impacto y de como va a permitir la transformación del sector virando hacia un modelo basado en el valor. La transformación que necesita el Sistema de Salud supone un cambio cultural y de organización frente a la medicina tradicional.

Y aunque soy un convencido que la IA es un factor clave que debemos potenciar y trasladar al sector sanitario, cada día me surgen más dudas de si estamos poniendo realmente el foco en aquellas palancas que deben ser la base de la adopción de esta tecnología por parte de los profesionales sanitarios.

Después de más de 20 años acompañando a múltiples organizaciones sanitarias en proyectos de transformación e innovación, tanto en la macro, meso y micro gestión y conociendo las organizaciones desde dentro, observo una brecha muy grande en relación a donde creemos que estamos en relación a la incorporación de la IA y en qué situación realmente estamos.

Como comentaba anteriormente, estamos en el boom de la IA en nuestro sector, y en un ecosistema sanitario que cada día pierde más valor, en un entorno de presión asistencial, falta de recursos y “burnout” profesional, donde la incorporación de soluciones tecnológicas para la ayuda en la toma de decisiones o en procesos puramente transaccionales representa una gran oportunidad para transformar el modelo actual.

Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de uno de los problemas más importantes y que limitan la introducción y sobre todo la adopción generalizada de estas soluciones; y paradójicamente, hoy en día no es un problema de inversión económica, sino de cultura.

Trabajamos en un sector que adolece en general de una cultura digital que debe ser la base principal para que esta tecnología pase de estar localizada en algunos pilotos, a incorporarse de forma sistémica al Ecosistema Sanitario.

Pretendemos que los profesionales asistenciales adopten la IA como elemento imprescindible en su día a día y no tenemos en cuenta que en muchos casos desconocen esa tecnología, se les impone o no se les capacita para que entiendan las ventajas y usos que conlleva utilizarla en práctica clínica real.

Un profesional que está habituado a tomar decisiones basadas en la evidencia, si no está bien formado y entrenado en una tecnología disruptiva como la IA, en muchos casos le provoca cierto rechazo, generando una barrera para su adopción.

Todavía existe un mantra en el colectivo de profesionales que la IA podría llegar a substituir ciertos roles en la profesión. Nada más lejos de la realidad, no olvidemos que vivimos en un sector donde la presión asistencial seguirá subiendo debido a nuestra pirámide poblacional, la cronificación de ciertas patologías o el aumento del sedentarismo.

Y en este contexto tan complejo, el valor del profesional está ya en el tiempo, en el ”tiempo de valor” que necesitan los profesionales para hacer una buen asistencia. La IA está orientada a dotar a los profesionales de ese tiempo de valor, proporcionándole herramientas y soluciones ágiles en su día a día; el profesional debe poder visualizar como, cuando y en que procesos la IA le va a permitir liberar tiempo de valor, y evaluando el impacto a nivel cuantitativo y cualitativo.

Mientras no pongamos más esfuerzos en el diseño de programas de formación orientados a la adopción de la tecnología y al cambio en la cultura digital de los profesionales, seguiremos avanzando hacia una transformación digital más etérea que terrenal.

Aprovechemos los recursos que nos brinda el programa Next Gen para generar programas sistémicos adaptados a las necedades de nuestros profesionales.

Tenemos una gran oportunidad en la IA pero centremos el tiro, y reforcemos aquellas áreas que permitirán a los profesionales convertirse en followers de esta tecnología.